CAPITULO 7
EL PRIMER DESFILE
Un día en fechas de octubre, llamaron a toda la unidad a reportarse a
las afueras de la Comandancia del Batallón, para informarnos que habían dado la
orden de que participaríamos en el desfile Cívico-Militar del 20 de noviembre,
yo me emocione mucho porque iba a ser el primer desfile militar en el cual participaría,
sin más, nos trasladamos a la explanada del 1er. Cuerpo de Ejército, cuando
llegamos ya había muchos soldados formados, Ingenieros, Policías, Blindados,
Artilleros y Chutes (Paracaidistas), nosotros también formamos en el lugar que
nos indicaron,
En realidad aquel grupo de soldados de todas las unidades éramos
alrededor de unos 3,000 O 4.000 elementos.
Por los altavoces de escuchaba hablar a un General que iba a ser el
comandante de la columna del desfile, nos ordenó que formáramos una línea de
acuerdo a nuestras estaturas, y así lo hicimos, todos los soldados, elementos
de tropa, comenzamos a caminar alrededor de la explana, mientras nos
intercalábamos de acuerdo a nuestras estaturas, al terminar nos fueron
acomodando en contingentes de 100 elementos, no recuerdo en que numero de
contingente me toco, el comandante del contingente fue un Capitán 1ro paracaidista, y la verdad era una persona a toda madre.
El primer día prácticamente no hicimos nada más que acomodar los
contingentes y a cada elemento del contingente enumerarlos de 1 al 100,
recuerdo que me toco el número 69, después de eso nos retiramos a nuestras
actividades normales en nuestras respectivas unidades, para presentarnos de
nueva cuenta al día siguiente.
Ya al otro día regresamos nuevamente a las prácticas del desfile a la
explanada, y recuerdo que cuando nos estaban pasando lista, el capitán comenzó
a contar por números… 66, 67, 68 numero porno… y pues obviamente era el 69 así
que grite…
PRESENTE….
Y prosiguió con su conteo, 70,
71, hasta llegar al 100 que era el número de integrantes de ese contingente…
Cuando estaba en la explana, note que la toda se encontraba
“cuadriculada” y cada cuadro tenía nuestro número, después de eso nos dieron
unas “casacas” con diferentes colores, blanco, rojo, verdes, amarillo, café,
azul, etc… pues bueno el chiste era que a la orden nos teníamos que mover
ciertos cuadros para que desde el cielo o desde una vista más alta, con
nuestros cuerpos y dependiendo del color de la casaca, se formara una figura, así
fueron varios días de prácticas, desde la formación de las figuras hasta el
“desfogue” de la explanada.
También durante cada movimiento teníamos que contar cierta cantidad de
números, mientras realizábamos algunos ejercicios físicos como, lagartijas,
abdominales, sentadillas, saltos en escuadra y de más movimientos, para después
del desfogue de la explanada correr alrededor de unos 5 kilómetros.
Faltando alrededor de unos 20 días para el desfile, nos trasladaron a
las instalaciones del H. Colegio Militar, para continuar con la preparación del
desfile, ya que la explanada del Colegio es mucho más grande que la del 1er.
Cuerpo de Ejército.
Allí continuamos con la preparación, desde las 8 de la mañana, hasta las 2
o 3 de la tarde, así los 20 días faltantes.
Dos días antes del desfile realizamos la última revista del desfile, con
la presencia del Secretario de Defensa, el General, Clemente Vega García,
después de eso y ya con su aprobación nos trasladaron de regreso a nuestras
respectivas unidades, para que al día siguiente tuviéramos un descanso y al
siguiente, presentarnos para la el desfile.
Pero la verdad no tuvimos descanso, ese día fue para preparar todo el
uniforme que llevaríamos, aunque solo era, playera, pantalón y botas, todo
tenía que estar reluciente, ese penúltimo día me la pase lustrando mis botas,
hasta que en ellas se reflejara mis rostro, la hebilla del cinturón por igual,
el pantalón debidamente planchado, y la playera sin ninguna arruga, yo me
encontraba bastante nervioso, tanto que esa noche no dormí,
Nos levantaron a las 3 de la mañana para que a las 4 comenzáramos
nuestro traslado por la línea del Metro, durante el recorrido del Campo Militar
hacia el Metro de 4 Caminos nos la pasamos realizando cantos, y marchas, porras
y demás, todo aquello para levantar la moral del personal, yo estaba muy
emocionado…
Llegamos a la estación de Pino Suarez donde teníamos que bajarnos, al
salir de esa estación ya nos esperaba personal de intendencia con un buen atole
caliente y un “lonche” que contenía, una torta, una fruta, y un jugo,
Recuerdo que yo solamente me tome el Atole, ya que no quería que mis
necesidades fisiológicas me traicionaran a medio desfile, o en plena ceremonia
frente al presidente, varios de mis
compañeros pensaron igual, así que aprovechamos nuestro desayunos para
regalarlo a las personas que se encontraban, más bien que vivían en situación
de calle,
Tanto fue la sorpresa de muchos, que hasta en los diarios salimos por
esa acción de regalar nuestro desayunos, parece muy poco, pero para esas
personas era mucho, y la mejor recompensa fue verlos con tal agradecimiento, y
comiendo aquella torta, con tanta alegría, que para nosotros fue más que
suficiente.
Cerca de las 8 de la mañana aun estábamos en la calle de Pino Suarez, y
en esos momentos nos ordenaran que nos trasladáramos hacia la explanada del
Zócalo de la Ciudad, yo estaba muy emocionado, nunca antes avía estado en ese
lugar, y estarlo en ese momento, para mi representaba una emoción muy grande,
así estuvimos parados hasta cerca de las 11 de la mañana, cuando la corneta de
órdenes, entono el toque de “ATENCION” seguido de eso, la voz del maestro de
ceremonias se dejó escuchar por el altavoz…
SEÑORAS Y SEÑORES EN ESTOS MOMENTOS SE ENCUENTRA ARRIBANDO A ESTA EXPLANADA, EL C. LIC, VICENTE FOZ QUEDAZA,
PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, Y SUPREMO COMANDANTE DE LAS FUERZAS ARMADAS.
Acto seguido el corneta de órdenes entonaba el FLANCO DERECHO para
después seguir con el FLANCO IZQUIERDO, y quedar de frente a palacio nacional.
De nueva cuenta estuvimos parados unos 15 minutos hasta que el presidente
saliera por el balcón presidencial, y después de ello comenzar con los honores
militares correspondiente, después de ellos, se dio nuestro de toque de alerta,
y después el toque de “ataque” que era nuestra señal para comenzar con la
rutina que aviamos preparado desde 1 mes y medio antes, después de unos 20
minutos que duraba la rutina comenzamos el desfogue dela explanada, para
dirigirnos de nueva cuenta a la Calle de Pino Suarez.
Enseguida se escuchó el toque de “paso redoblado” que era nuestra señal
para comenzar el desfile, pero no íbamos a pasar frente a Palacio Nacional
marchando, no, si no, corriendo, íbamos a correr desde, Palacio Nacional, hasta
el Monumento a la Revolución, y así lo hicimos, corrimos todo ese trayecto, al
llegar a ese lugar ya nos esperaban camiones de traslado de personal que nos
llevarías de regreso al Campo Militar, ya de regreso a el Campo Militar me
reuní de nueva cuenta con mi unidad, para caminar hacia el batallón,
Cuando iba caminando hacia el batallón no podía creer lo que acababa de
pasar, yo, avía desfilado y pasado frente al Presidente de la Republica, me
sentía orgulloso de lo que acababa de hacer…
Cuando llegamos al batallón, nos dieron tres días de franquicia que
aproveche para ir de nueva cuenta a mi tierra…
Recuerdo que cuando llegue a mi pueblo, me cambie y me puse el uniforme
y así uniformado fui visitar a mi padre,
al llegar no se encontraba, así que me puse a esperarlo, después de un rato
llego pero se acercó a mí como si nada, no me reconocía…
Pá--- le hable
A chingao eres tú no te reconocía--- me dijo
¿Cómo estas pà?
Así te vez bien cabrón---
Se bajó del caballo en el que andaba y nos abrazamos…
Pasamos a la casa y estuvimos platicando por unas cuantas horas, le dije
que fuéramos al centro a comer, mi padre se cambió y al poco rato ya estaba
listo así que salimos de su casa y comenzamos a caminar, me abrazo, lo abrace,
le puse mi gorra y yo me puse su sombrero, en fin íbamos bromeando y de todo.
Mi padre es una persona muy conocida y no caminábamos más de 10 metros
sin que se topara a algún conocido,
Don beto, buenas tardes….
Quiubo…
¿Cómo esta don beto?---
Bien, aquí andamos, mire este es mi hijo, es el más chico, y está de
sorchi…
A todos sus conocidos les decía lo mismo, con algunos bromeaba con que
yo andaba buscando a “lucio cabañas” en guerrero, lo cual ni siquiera estaba en
mi época.
La verdad me sentía muy bien, de pensar que unos meses atrás yo era el
malo de la familia, la oveja negra, y ahora era el orgullo de mi padre.
Pase los tres días con mi padre, ayudándolo en el rancho, con el ganado,
los caballos, no me separe de mi padre por ese tiempo, pero muy pronto se
terminó el tiempo al cual yo tenía que regresar de nuevo a mi cuartel…
De nueva cuanta me despedí de mi padre con una lagrima en mi rostro,
unas tantas más disimuladas en el rostro de mi padre…
Con su voz fuerte, dura, pero entrecortada me dijo…
Cuídate mucho mijo….
Tú también pá
Échale ganas cabron, no te quedes nada mas asi… echale más ganas para
que te reconozcan…
Finalmente nos volvimos a despedir, tome mi maleta, le di un beso y un
abrazo y partí…