CAPITULO 1
AQUEL NIÑO, AQUEL SUEÑO
Como recuerdo aquel niño que pasaba horas sentado al frente del
televisor y que no se imaginaba el sueño que en su cabeza comenzaba a surgir.
Un día cuando tenía 6 o 7 años, en fiestas patrias y en plena preparación
para el desfile militar que iba a ser transmitido por la televisión,
particularmente yo estudiaba en una
escuela rural, la cual no participaba en las
celebraciones cívicas de la ciudad, ese día 16 de septiembre me encontraba con
mis padres, mi madre una mujer amante de sus hijos y mi padre un hombre de
rostro tan duro pero con el corazón tan noble.
Nos encontrábamos viendo la televisión,
deleitándonos con aquellos programas de entretenimiento que hoy en día me
pregunto…
¿Cómo podíamos ver esas cosas?
En el momento en que aquellos programas comenzaron a aburrirnos, la voz
fuerte de mi padre ordenaba que le cambiáramos de canal, mi hermano mayor
obedeció de inmediato, acercándose a aquella televisión de 21 pulgadas, de
doble perilla y cajón de madera… eso sí, a colores.
En ese cambio brusco de canales mi hermano pasó por un canal en donde se
estaba transmitiendo la ceremonia del desfile militar en la Cd. de México, mi
hermano a punto de cambiarle le grite…
¡!!!Hay déjale¡¡¡¡¡
¿Hay le dejo?
Si hay déjale…
Yo no tenía ni la menor idea de lo que estaba pasando, pero me llamo
mucho la atención ver lo que para mí eran miles de personas, todas paradas sin
hacer nada y vestidas de verde…
¿Qué hacen? Le pregunte a mi madre quien me dijo…
Van a desfilar.
Aaaaa!!! ¿Por qué?
Pues como así desfilan aquí, también desfilan haya, pero haya los que
desfilan son soldados…
Una explicación más clara no pude haber encontrado si no fuera en los labios de mi madre,
Así pasaron unos 20 minutos y la aburrición de mi padre se hizo notar
cuando al decidir cambiarle nueva mente
de canal a la televisión, aunque no pude ver el desfile, pude ver parte de la
ceremonia previa a dicho evento, la cual me dejo muy intrigado.
Pasaron un par de años poder ver otra vez el desfile militar en la Cd.
De México, en donde ya pude ver el desfile completo, ver a aquellos hombres
uniformados demostrando su porte y su gallardía militar, los toques de las
cornetas y el sonar de los tambores y el rodar de los vehículos, me hizo
decirle a mi madre…
¡¡¡Cuando sea grande quiero ser soldado!!!
A lo que mi madre pareció no importarle…
En ese momento ya se había sembrado en mí la semilla por aquel sueño que
más tarde que temprano iba a realizar.
Fue hasta el año 2009 cuando un desastre natural en la Cd donde vivía,
atrajo la atención de los medios de comunicación y de las ayudar
gubernamentales, y por supuesto, la llegada de miles de soldados listo para
brindar su apoyo a toda la población afectada por aquella tragedia,
Yo vivía a las afueras de la ciudad, el único lugar plano donde podrían
aterrizar sin ningún problema los helicópteros,
y así fue durante algunos días las tropas estuvieron alojadas en las
instalaciones del rancho,
mi alegría y motivación además del miedo y nerviosismo de tener a tanto
militar cerca me hizo acercarme a ellos, preguntando cuanta cosa se me ocurría,
jugábamos fútbol en los patios del rancho, platicaba con ellos y les decía que
yo también quería ser soldado cuando fuera grande,
uno de esos soldados me dijo unas palabras que aun en estos día resuenan
en mi mente-
SI ESE ES TU SUEÑO, ENTONCES VE TRAS EL…
La estadía de los militares en el rancho duro poco, ya que los
trasladaron a un lugar más cercano a la ciudad, y utilizando como pista de
aterrizaje un campo de fútbol, así que allí deje de verlos.
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