jueves, 19 de marzo de 2015

CAPITULO 1

AQUEL NIÑO, AQUEL SUEÑO

Como recuerdo aquel niño que pasaba horas sentado al frente del televisor y que no se imaginaba el sueño que en su cabeza comenzaba a surgir.

Un día cuando tenía 6 o 7 años, en fiestas patrias y en plena preparación para el desfile militar que iba a ser transmitido por la televisión, particularmente yo estudiaba en una
escuela rural, la cual no participaba en las celebraciones cívicas de la ciudad, ese día 16 de septiembre me encontraba con mis padres, mi madre una mujer amante de sus hijos y mi padre un hombre de rostro tan duro pero con el corazón tan noble.
Nos encontrábamos viendo la televisión, deleitándonos con aquellos programas de entretenimiento que hoy en día me pregunto…
¿Cómo podíamos ver esas cosas?
En el momento en que aquellos programas comenzaron a aburrirnos, la voz fuerte de mi padre ordenaba que le cambiáramos de canal, mi hermano mayor obedeció de inmediato, acercándose a aquella televisión de 21 pulgadas, de doble perilla y cajón de madera… eso sí, a colores.

En ese cambio brusco de canales mi hermano pasó por un canal en donde se estaba transmitiendo la ceremonia del desfile militar en la Cd. de México, mi hermano a punto de cambiarle le grite…

¡!!!Hay déjale¡¡¡¡¡
¿Hay le dejo?
Si hay déjale…

Yo no tenía ni la menor idea de lo que estaba pasando, pero me llamo mucho la atención ver lo que para mí eran miles de personas, todas paradas sin hacer nada y vestidas de verde…

¿Qué hacen? Le pregunte a mi madre quien me dijo…


Van a desfilar.
Aaaaa!!! ¿Por qué?
Pues como así desfilan aquí, también desfilan haya, pero haya los que desfilan son soldados…

Una explicación más clara no pude haber encontrado si no  fuera en los labios de mi madre,
Así pasaron unos  20 minutos y la aburrición de mi padre se hizo notar cuando  al decidir cambiarle nueva mente de canal a la televisión, aunque no pude ver el desfile, pude ver parte de la ceremonia previa a dicho evento, la cual me dejo muy intrigado.

Pasaron un par de años poder ver otra vez el desfile militar en la Cd. De México, en donde ya pude ver el desfile completo, ver a aquellos hombres uniformados demostrando su porte y su gallardía militar, los toques de las cornetas y el sonar de los tambores y el rodar de los vehículos, me hizo decirle a mi madre…

¡¡¡Cuando sea grande quiero ser soldado!!!

A lo que mi madre pareció no importarle…
En ese momento ya se había sembrado en mí la semilla por aquel sueño que más tarde que temprano iba a realizar.

Fue hasta el año 2009 cuando un desastre natural en la Cd donde vivía, atrajo la atención de los medios de comunicación y de las ayudar gubernamentales, y por supuesto, la llegada de miles de soldados listo para brindar su apoyo a toda la población afectada por aquella tragedia,
Yo vivía a las afueras de la ciudad, el único lugar plano donde podrían aterrizar sin ningún problema los helicópteros,
y así fue durante algunos días las tropas estuvieron alojadas en las instalaciones del rancho,
mi alegría y motivación además del miedo y nerviosismo de tener a tanto militar cerca me hizo acercarme a ellos, preguntando cuanta cosa se me ocurría, jugábamos fútbol en los patios del rancho, platicaba con ellos y les decía que yo también quería ser soldado cuando fuera grande,
uno de esos soldados me dijo unas palabras que aun en estos día resuenan en mi mente-

SI ESE ES TU SUEÑO, ENTONCES VE TRAS EL…

La estadía de los militares en el rancho duro poco, ya que los trasladaron a un lugar más cercano a la ciudad, y utilizando como pista de aterrizaje un campo de fútbol, así que allí deje de verlos.




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