viernes, 20 de marzo de 2015

CAPITULO 2 

LA DECISIÓN 

Volvieron a pasar algunos años en los que prácticamente me avía olvidado de aquel sueño que cuando niño avía soñado, entre la muerte de mi madre cuando tenía 14 años, la malas  o buenas compañías que en ese momento no sabía distinguirlas,  problemas familiares entre muchas otras cosas más, hicieron de mi vida, una mala vida, me salí de la casa de mí  padre y por algunos días viví prácticamente en la calle, durmiendo en la terminal de autobuses o simplemente deambulando por toda la ciudad, hasta que pude encontrar un trabajo y poder rentar un pequeño cuarto para vivir.

Fue hasta el año 2003 que la presencia y acercamiento de mi primo y sus comentarios de ingresar a las filas del ejército, volvió a  despertar en mí el sueño que prácticamente avía olvidado.

En fechas de octubre de ese mismo año acudimos al palacio municipal de la ciudad donde se encontraba un puesto de reclutamiento, nos acercamos a ver las fotografías expuestas sobre una mampara, estábamos viendo las fotografías cuando un Cabo de apellido Tejeda se nos acercó y nos dijo…


Como ven chavos, ¿quieren entrarle?
Estaría bien --- contesto mi primo

El Cabo comenzó a platicarnos sobre la vida de los soldados las prestaciones que tienen, el salario, primas vacacionales y sin fin de cosas más, prácticamente nos bajó el cielo y las estrellas con tal de reclutarnos, a lo que hoy puedo decir que todo eso fue una gran mentira, pero en fin los entiendo, ya que lo único que tenían que hacer era reclutar personal sin importar como.

Nos dieron los datos y los requisitos que teníamos que llenar para poder reclutarnos, yo comente que tenía 17 años, y me dijeron que no importaba, ya que las reclutaciones de cerraban el 31 de octubre y se reabrían el primer día hábil del mes de enero  y como mi cumpleaños era el 2 de enero,  cuando mi tramite de alta en el ejército se diera yo ya tendría los 18 años cumplidos,  y así fue después de una platicas y de andar recabando la documentación que nos pedían, llegamos a la conclusión  (mi primo y yo) que nos reclutaríamos.

Ya con fecha para irnos y teniendo todo listo, la hora de salida pero sobre todo con el miedo de iniciar una nueva aventura.
Llego el día y la hora pactados para la salida,  y ya estando todos listos, el Cabo Tejeda y un Sgto de apellido Rodríguez, mi primo y 3 personas más que también se reclutaron ya estaban listos para salir, pero faltaba alguien…

¿Quién?
Pues yo….

El miedo se había apoderado de mí, pero sobre todo las ganas de seguir en el desmadre con mis amigos.

No me presente así que no me fui…

Nuevamente pasaron mas de 6 meses para poder ver al Cabo y al Sgto de nuevo en el puesto de reclutamiento de la ciudad, así que me volví a acercar, más que por otra cosa, por la curiosidad de ver en las fotografías el rostro familiar de mi primo, pero eran las mismas fotografías de 6 meses atrás.
Aquel Sgto de apellido Rodríguez se me acerco y me dijo…

¿Ya vas a alcanzar a tu primo?
No sé--- le conteste.
Anímate él ya está trabajando y está ganando su dinerito…

Me sorprendió que se acordara de mí
El Cabo Tejeda también me dijo…

Tu primo me dijo que te lleváramos arrastrando
Jajajajaja, ¿así?--- le conteste
No te creas pero dice que te animáramos
Pues estaría bien ¿Cuándo se van?
Hoy en la noche…

Eran cerca de las dos de la tarde de aquel domingo 13 de junio del 2004,

Nos vamos a las 11 tú dices ¿si te vas o no?
Pues sí, vámonos…

Así que comencé una carrera para juntar mis papeles, fui a ver a mi padre y le comente lo que tenía planeado hacer y a donde iba a ir, mi padre aún estaba enojado conmigo porque para el yo había sido y seguía siendo la oveja negra dela familia, y no llevaba la vida que al le hubiera gustado que llevara, así que solo me dijo…

Pues échale ganas, y ya ponte a hacer las cosas bien, 
¿tienes dinero para irte?....
Un poco pero haya no voy a necesitar, porque voy a trabajar y voy a tener donde dormir y donde comer…

Metió su mano dentro de la bolsa de su pantalón y saco el único billete que llevaba consigo y me lo dio…
Creo que por más enojado que este un padre con sus hijos, jamás dejara de preocuparse por ellos.

Un abrazo y nos despedimos…

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